Estar al frente de muchos fogones, lo ha hecho conquistar los paladares más exigentes del mundo. Su secreto es extraño, combina componentes poéticos y armónicos en sus platos, Logrando una fusión de sabores exquisitos, criollos y sofisticados, que sólo él conoce.
Desde muy corta edad Carlos García tuvo una atracción por la cocina; “siempre me llamó la atención, aunque nunca la vi como un oficio estable o algo de lo que pudiese vivir en el futuro”, sin embargo, un día se decidió a dar ése salto y formarse como Chef, a pesar de haber intentado profesiones como Administración y Derecho.
De su abuela heredó esa pasión gastronómica; “desde pequeño siempre ayudaba a mis abuelos o a mi madre a hacer algo”, jamás olvidando lo maravillosos de los guisos. La mesa donde compartía con su amplía familia, era siempre motivo de celebración; “todo un banquete formal de cocina casera pero rica, manteles y copas en su puesto, y la familia compartiendo”.
Esos gratos recuerdos mezclados con los aromas culinarios los fueron invadiendo hasta el punto de cruzar el océano Atlántico y formarse en la prestigiosa escuela de cocina de Mey Hofmann, situada en la parte medieval de la ciudad de Barcelona en España. Gracias a esos estudios, recorrió reconocidos restaurantes como: El Bulli de Ferrán Adriá y Raco d’en Freixa y Broche. En estos adquirió nutridos conocimientos de la gastronomía europea.
Llenó de técnicas y dominando destrezas regresa a su patria, Venezuela, donde se encalla en el renombrado restaurant Malabar en la ciudad de Caracas. Su selecto y exquisito estilo cautivo a centenares de paladares durante el año 2006, hasta el punto se obtener la calificación de “uno de los mejores” restaurantes de Latinoamérica. Ése mismo año obtiene el Tenedor de Oro como Mejor Chef de Venezuela.
Su éxito quizás se deba a su humildad, lo cual lo caracteriza como persona; “partes de lo básico, usas ingredientes frescos, y tratas de cocinar con creatividad y con el deseo de producir placer”. Para él la clave se encuentra en “saber disfrutar cada comida por muy sencilla o humilde que sea”.
Carlos García rinde homenaje a nuestra comida tradicional, es común encontrar en su cocina los libros de Scanonne, esa especie de biblia gastronómica venezolana. En sus platos es común encontrarse con ingredientes como “El azafrán, el ajo, los pescados y los frutos secos”. El pescado sin duda alguna lo seduce, le trae gratos recuerdos de su infancia;“Mi padre es marino mercante y sé que eso influyó mucho en la cocina de nuestra casa, viajábamos mucho al mar”. A parte lo define como un “producto muy noble, sencillo, te permite hacer grandes platos”.
Su mirada transmite cierta sabiduría y experiencia, pues su larga trayectoria habla por sí misma, “El trabajo con los fogones es fuerte”. Para García ser chef no es fácil “La palabra implica mucho conocimiento, ser gente, ser honesto, ser responsable”. Su elocuente habilidad lo llevó a montar Alto Restaurant, el cual considera su segundo hogar; “es el sueño de mucho tiempo y de aquí en adelante no tengo visión de hacer otra cosa porque este es mi restaurante, mi casa, mi proyecto”. Con su labor siente un gran compromiso por este país, “Intento dar el ejemplo y es muy importante crear conciencia en Venezuela, estimular la puntualidad, la responsabilidad, el amor y la pasión por todo lo que se emprenda”.
Foto: PanamericanWorld