La vida de Renato Viola transcurría tranquila en la costa malfitana de Agropoli en Italia. Allí hizo una carrera como maestro pizzero logrando acumular prestigio, reconocimientos y presencia constante en los medios de comunicación locales.
Siempre tuvo ganas de “afrontar nuevos desafíos”, arriesgándose a emprender camino hacia Estados Unidos; “elegimos Miami porque a ella le encanta el sol y aquí puedes encontrar gente de todas las culturas“, comenta.
Ya instalado arranca las gestiones para abrir un negocio de pizzas y apuesta a una visa O1, la cual aprobaron. A los meses establece una alianza con Umberto Mascagni y abre en Miami Beach un pequeño restaurante escondido el cual llamó Visa O1. Muchos de sus amigos pensaron que fracasaría, pero él estaba seguro de que si sus pizzas eran lo bastante sabrosas el restaurante tendría éxito, por escondido que estuviese.
Por el éxito obtenido, el primer local se quedó pequeño y abrió dos más; uno en Brickell, y otro en Wynwood, enfrentándose a un reto mayor; “un día recibí una llamada de la compañía propietaria de los derechos de las tarjetas de crédito Visa, que reclamaba el nombre por temor a confusión”, siendo así renuncia a la marca; “no podíamos luchar contra una gran compañía”, comenta.
Siguió adelante bajo el nombre de Míster Pizza Extraordinaria O1 (Mister O1 Extraordinary Pizza, en el original en inglés); “pensé que nuestra fortaleza era nuestro producto”, asegura. Renato se atreve a crear fórmulas innovadoras; “creó pizzas con café o con jengibre. Soy un pizzero tradicional con la mente abierta”, dice.
Actualmente divide su tiempo entre los tres restaurantes con una venta de más de 1.300 pizzas cada día. Para él, su sueño americano no terminó, y se renueva cada vez que alguien entra a alguno de sus locales y encarga una de sus pizzas. “Ahora siento Estados Unidos como mi hogar. No es fácil, pero hay oportunidades aquí si estás dispuesto a trabajar duro“.